El masaje es tanto un arte como una ciencia, en cuanto a arte posee una parte técnica, viva y por ello en constante cambio y adaptación. Sus beneficios han llegado hasta nuestros dÃas evolucionando desde las técnicas más simples para proporcionar relajación y favorecer el sueño, hasta el desarrollo especÃfico de algunas más complejas para aliviar o eliminar dolencias concretas del cuerpo o el organismo.
Uno de los primeros registros de la palabra masaje y de la descripción de su uso, se ha encontrado recientemente en textos provenientes de la Antigua Mesopotamia.
También existen escritos en Sumerio y Acadio titulados "Mushu´u" (masajes, en castellano). Según estos estudios publicados en marzo de 2007 por Barbara Böck, filóloga del Consejo Superior de Investigaciones CientÃficas (CSIC), los antiguos Sumerios practicaban masajes hace ya 4000 años. Y data el inicio (documentado) del tratamiento por masaje en esa época.
Por otra parte, en los escritos médicos de la India antigua, y los libros del Ayurveda se conoce como "Champooinig", traducido por los ingleses como "shampoing", que ha derivado en la palabra champú usada inicialmente para designar el lavado de cabeza.
En Grecia Hipócrates de Cos (460-380 a.n.e.) utilizaba el termino anatripsÃs, que equivale a frote; y lo denominaron masso, que significa amasar, o dar masaje. Más adelante se tradujo al latÃn como frictio, cuyo significado es fricción o frote y, asà ha llegado la denominación masaje hasta nuestros dÃas, conservado en las caracterÃsticas lingüÃsticas propias de cada región.
Técnicamente, es un método de valoración (mediante la palpación) y de tratamiento manual, aplicado sobre la cubierta corporal y trasmitido por la presión mecánica de las manos a los diferentes órganos del cuerpo humano. Según la indicación y los objetivos de tratamiento propuestos, se pueden lograr efectos que generan acciones directas y/o reflejas sobre el organismo. A continuación se detallan los efectos principales: